Evangelio
Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga.
Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?".
Reflexión
El problema de nuestro cristianismo hoy es que queremos las ventajas de ser cristianos sin asumir las responsabilidades que esto implica, es decir, beneficios sin obligaciones. Hoy puede ser un buen día para iniciarnos en el ejercicio de la renuncia. Será muy difícil que logremos renunciar a nosotros mismos si no somos capaces de renunciar a un poco de comida, a una golosina, a un rato de televisión.