Evangelio
Lucas 9, 23-26
En aquel tiempo, Jesús le dijo a la multitud: "Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?
Por otra parte, si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga revestido de su gloria y de la del Padre y de la gloria de los santos ángeles".
Reflexión
La conversión es un proceso paulatino en el que Cristo se va trasparentando en la vida del hombre. Estas son las condiciones para la santidad y para ser verdaderamente felices en el amor de Dios. Te invito a meditar en estas palabras de Jesús. Repítelas en tu corazón y mira qué efecto producen en ti, pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo, si no se realiza en él este plan amoroso de Dios?