Evangelio
Marcos 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le contestaron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas".
Entonces él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías". Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.
Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadido. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: "[Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres".
Reflexión
También hoy sucede lo mismo: muchos se acercan a Jesús, por decirlo así, desde fuera. Grandes estudiosos reconocen su talla espiritual y moral y su influjo en la historia de la humanidad, comparándolo a Buda, Confucio, Sócrates y a otros sabios y grandes personajes de la historia. Pero no llegan a reconocerlo en su unicidad. Viene a la memoria lo que Jesús dijo a Felipe durante la última Cena: "¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces Felipe? (Jn 14, 9). A menudo Jesús es considerado también como uno de los grandes fundadores de religiones, de los que cada uno puede tomar algo para formarse una convicción propia. Por tanto, como entonces, también hoy la "gente" tiene opiniones diversas sobre Jesús. Y como entonces, también a nosotros, discípulos de hoy, Jesús nos repite su pregunta: "Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?". Queremos hacer nuestra la respuesta de san Pedro. Según el evangelio de san Marcos, dijo: "Tú eres el Cristo" (Mc 8, 29); en san Lucas, la afirmación es: "El Cristo de Dios" (Lc 9, 20); en san Mateo:”Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16); por último, en san Juan: "Tú eres el Santo de Dios" (Jn 6, 69). Todas esas respuestas son exactas y valen también para nosotros.
¿Qué lugar ocupa Jesús en tu vida?