HISTORIA

La historia de este santuario se remonta al año 1694 cuando debido a la devoción de un herrero de nombre Juan Alonso Martínez de Peredo propone construir un templo dedicado a la Morenita del Tepeyac; en 1714 se hace la solicitud pero el obispo Pedro Nogales se negó a dar la licencia de uso del templo por considerarlo grande y ostentoso, sin embargo a su muerte el Cabildo Eclesiástico lo consagra, siendo 12 de diciembre de 1722; otra versión, la de don Miguel Zerón Zapata, menciona que el Lic. Marcos de Madrigal adquirió un terreno y con limosnas de los fieles, levantó este templo.

Posteriormente, en 1765 se construyó un colegio al lado del templo, denominado Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe , obra lograda gracias al patrocinio del obispo Pantaleón Alvarez de Abreu, y a los bienes de la viuda del Gral. Ortiz y Largachi.

Lamentablemente, con la llegada de las Leyes de Reforma, en 1870, el templo y el colegio fueron vendidos en la suma de $ 6,400.00 de aquella época.
Y fue en 1903 cuando los Misioneros Guadalupanos, enviados por don Ramón Ibarra y González, quien fuera el primer arzobispo de Puebla, se hicieron cargo de él.

Actualmente el mencionado colegio ha desaparecido, y a ambos lados del templo se ubican dos plazas que lo enmarcan: la plaza al poniente está dedicada a don Juan de Palafox y Mendoza, y la del lado oriente que es una plaza arbolada, está dedicada a la Libertad de Expresión.

Al frente del templo se encuentra el denominado Paseo Bravo, desde donde se le puede observar en toda su magnificencia; la calle donde se ubica el templo , se llamaba Calle de Cholula, pues esa calle era el límite de la ciudad y salida hacia la población del mismo nombre; la denominación de la calle anterior al templo era “Calle de Guadalupe”(Av. Reforma # 900) y en otras épocas se le llamaba a la actual Av. Reforma “Calle que va de la plaza pública a la iglesia nueva que se está fabricando para Ntra. Sra. de Guadalupe”.

En la esquina de la calle 11 norte-sur existía un puente que servía para atravesar el derrame denominado del Ojo de S. Pablo y se le denominó “Puente de Ntra. Sra. de Guadalupe”; dado que para 1807 se desviaron las aguas sulfurosas que por ahí pasaban, se mandó quitar dicho puente.