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Tres minificciones

¿Quién es Fernando Sánchez Clelo?

Fernando Sánchez Clelo (Puebla, 1974) es egresado de la Maestría en Estética y Arte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (buap). Ha publicado los libros No es nada vivir (2004), Jauría (2007), Cuentomancia (2008), No se acaban las calles (2011), Ficciones a contrapunto (2012) y Un reflejo en la penumbra (2016). Es coantólogo, junto con José Manuel Ortiz Soto, de Alebrije de palabras. Escritores mexicanos en breve (2013), y con Agustín Monsreal, de Vamos al circo. Minificción hispanoamericana (2016). Es compilador de Ráfaga imaginaria. Minificción en Puebla (2014) y de El origen perdurable, de próxima aparición. En Fomento Editorial buap dirige la colección Ficción Express, que está dedicada a la minificción. Es profesor de educación superior y realiza estudios en el Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la BUAP.

 

TRES MINIFICCIONES

1.

El dios terrenal

En el interior de la pirámide azteca, el arqueólogo K. B. Terry derribó el muro secreto con un mazo. En la oscuridad, la lámpara iluminó el polvo que brilló simulando la vía láctea. El arqueólogo era el primero en contemplar la tumba de aquel emperador enigmático que los colegas rechazaban que hubiese existido. K. B. Terry posó sonriente su mejilla sobre la majestuosa tumba pétrea labrada con símbolos prehispánicos. Por fin se vengaría de la burla de los académicos. Después, con una barreta, levantó la tapa gruesa y, al develarse el cuerpo momificado, su rostro se incendió de cólera: tomo el mazo nuevamente. Golpe tras golpe destrozó ese tesoro y el cuerpo momificado. Si nadie creía en ese emperador, mucho menos creerían en su enorme cabeza alienígena.

 

2.

Avisos de ocasión

Contrato viajero del tiempo que impida mi matrimonio. Urge.

* * *

Por desplome de la bolsa de valores, empresario cambia camisas de seda por camisa de fuerza.

* * *

Cambio novio matemático por físico constructivista.

 

3.

Secreto de obsolescencia

La única letra finita en las computadoras es la letra “z”, de la cual hay un número perecedero. El hardware y software expiran irreversiblemente al teclearla por última ve