Por: Mtro. Hugo Ricardo García y García
Coordinador del área de Música del Departamento de Bellas Artes y Proyección Cultural UPAEP
por época prehispánica el periodo que comprende la aparición de los primeros grupos sedentarios organizados (1500 a. C.), hasta el florecimiento y desaparición de las grandes culturas mesoamericanas en 1521 d. C.
Los pueblos prehispánicos lograron un nivel de sensibilidad y creatividad artística de profunda significación en su historia. En nuestro caso, para la sociedad mexica, el concepto del artista verdadero, el yoltéotl da referencia al que habla con el corazón, al que hace descender a los hombres las flores y los cantos.
La música fue de gran importancia en la educación , creándose así lugares como la casa de canto donde se inculcaba una conciencia histórica y la idea de que el hombre no era un ser individual, sino que formaba parte de un conjunto y que, mientras más privilegios y responsabilidades tenía, mayor era el rigor con el que se le juzgaba; se le exigía una vida moral impecable.
Con esta conciencia se inculcaba la música; los cantos y danzas eran vistos como canales de comunicación, al tiempo que seguían la costumbre mesoamericana de relatar y escribir su historia y la memorización de los hechos históricos.
En este sentido, los cuicacalli eran instituciones donde los jóvenes tenían una formación en canto y baile, la cual formaba parte del sistema de educación escolar del estado; sin embargo, faltar a ella representaba severas sanciones, porque los cantos que se aprendían en ella tenían por objeto enseñar la historia y proezas del pueblo mexica, de sus dioses y grandes personajes.
La música, al estar íntimamente ligada al culto religioso, formaba parte de una jerarquización social. Dultzin y Nava Gómez (1984) mencionan que la música era de uso exclusivo de una casta de profesionales, que pedía del músico una educación extremadamente estricta y compleja, integrada a un ritual que exigía una ejecución e interpretación perfectas. Dada la importancia que tenía el músico dentro de la religión, este gozaba de un prestigio social.
Cada músico debía dominar los ritmos y cantos de la región donde vivía, no obstante, cuando un músico era incompetente y erraba en los ritmos y cantos, era castigado con la muerte, porque las faltas y errores en la música ofendían a los dioses.
Los instrumentos musicales poseían un carácter esotérico, el teponaztli y el huéhuetl, por ejemplo, eran considerados dioses que vivían un exilio terrenal; la trompeta de caracol estaba relacionada con uno de los atributos más importantes de Quetzalcóatl, su forma en espiral representaba el soplo divino hecho palabra creadora que brotaba del pecho de la divinidad.
“Cuando el hombre moduló la palabra, se produjo el canto y la poesía, la espiral de caracol convertida en vírgula del habla se adornó de flores porque de esta forma se hablaba directamente al corazón del hombre, considerado la flor más preciosa”.
Este fue el llamado canto florido.
En el esplendor de los últimos tiempos prehispánicos se cultivaba el arte musical en los palacios y señoríos. Existió una verdadera vocación en la ejecución y deleite de la música por lo que no es de extrañar que al darse la llegada española fuera uno de los puntales donde se apoyarían los monjes para llevar a cabo la conversión y evangelización de las ahora tierras novohispanas.